En el Colegio México Roma, el Día de Muertos es más que una tradición: es una oportunidad para vivir y transmitir valores que fortalecen nuestra identidad como comunidad educativa marista.
A través de esta celebración, nuestros alumnos aprenden que recordar a quienes ya no están no es un acto de tristeza, sino una expresión de amor, gratitud y respeto por la vida.
Una lección de identidad y amor por nuestras raíces
Las actividades culturales y artísticas que acompañan esta fecha invitan a reflexionar sobre el significado de nuestras raíces.
El color de las flores, las velas encendidas y el aroma del pan de muerto no solo adornan los altares: enseñan a los estudiantes que la memoria es un puente que une generaciones, recordándoles de dónde venimos y quiénes somos.
El altar de muertos: un espacio donde los valores cobran vida
Cada altar elaborado por los alumnos es una muestra tangible de los valores maristas que nos guían.
La empatía se refleja en el respeto hacia las historias de los demás, la gratitud en el reconocimiento de quienes dejaron huella, y el amor en cada detalle que decora el altar. Así, esta tradición se convierte en una experiencia educativa que forma el espíritu, nutre la sensibilidad y fortalece el sentido de comunidad.
Una celebración que une corazones y genera aprendizaje
En el Colegio México Roma, celebrar el Día de Muertos es revivir el legado cultural que nos une.
Docentes, alumnos y familias participan juntos, compartiendo historias, aprendizajes y emociones que hacen de esta fecha un momento especial.
Más allá de la festividad, esta jornada es una invitación a mantener viva la esencia de nuestros valores, demostrando que la educación también se construye con arte, cultura y tradición.
Un legado que trasciende generaciones
En cada ofrenda, en cada oración y en cada sonrisa se refleja la misión del Colegio México Roma: formar personas con identidad, fe y sentido humano.
Celebrar el Día de Muertos es honrar el pasado, vivir el presente con gratitud y mirar al futuro con esperanza.
Porque los valores que aprendemos hoy no solo nos acompañan, trascienden en cada acto de amor, respeto y solidaridad que dejamos en los demás.